19 de des. 2014

La biblioteca ideal

La biblioteca ideal está destinada a un lector en particular. Cada lector debe sentir que él es el elegido.

La biblioteca ideal es virtual y material a la vez. Permite el uso de toda tecnología, todo contenedor, toda manifestación de un texto.

La biblioteca ideal es de fácil acceso. No hay en ella escaleras empinadas, patios resbalosos, confusión de puertas, guardias uniformados entre el lector y sus libros.

La biblioteca ideal tiene asientos cómodos, con buen soporte para la espalda y los brazos, mesas amplias, de preferencia recubiertas de cuero, enchufes para los ordenadores (a condición de que funcionen en absoluto silencio), conexión a Internet y suaves lámparas individuales de cristal verde que le recuerdan a uno las de la biblioteca del Colegio Nacional de Buenos Aires.

La biblioteca ideal tiene paredes de ladrillo cálido o madera, y frescas ventanas que dan sobre vistas apacibles. La biblioteca ideal nunca es un hortus [jardín] enteramente conclusus [cerrado].

La biblioteca ideal permite a todo lector acceso a los anaqueles. Un lector debe tener la libertad de tener encuentros fortuitos.

Ningún anaquel en la biblioteca ideal está más allá del alcance del brazo del lector. La biblioteca ideal no requiere acrobacias.

En la biblioteca ideal no hace nunca ni demasiado frío ni demasiado calor.

La biblioteca ideal organiza sin poner etiquetas.

La biblioteca ideal ofrece fácil acceso a comida, bebida y fotocopiadoras.

La biblioteca ideal es a la vez recluida y pública, íntima y abierta a los encuentros, dedicada a la meditación y también al diálogo, reservada y generosa, erudita y llena de preguntas, a la vez ansiosa por conservar todo lo que ya contiene y con la esperanza de tener lo que todavía no ha leído.

La biblioteca ideal no tiene horas de cierre.

En la biblioteca ideal, nadie se siente malquerido.

En la biblioteca ideal no se necesita brújula. Su apariencia física es también su estructura intelectual.

La biblioteca ideal simboliza todo lo que representa una sociedad. Una sociedad civilizada depende de sus bibliotecas para saber qué es, puesto que las bibliotecas son la memoria de la sociedad. Una sociedad que pierde sus bibliotecas pierde en sentido de sí misma.

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Fragments de "La biblioteca ideal" d'Alberto Manguel a Bibliotecas, editat per Gobierno de Navarra. 

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